La Cinematografía
La cinematografía es el arte y el oficio de hacer
películas. Aunque Thomas Edison hubiera patentado el kinetoscopio en 1891, el
cine propiamente dicho no se conoció hasta el lanzamiento en 1895 por los
hermanos Louis y Auguste Lumière en París, del cinematógrafo, capaz de
proyectar películas sobre una pantalla para una gran audiencia. Así apareció un
nuevo espectáculo de masas, bautizado como el séptimo arte. Sólo hacía falta
añadir el sonido a las imágenes. Esto se consiguió con la invención de los
sistemas de sincronización sonido-imagen por la Vitaphone (1926) y la Movietone
(1931) para que fuese tal y como hoy lo conocemos.
La cámara de cine
Aunque el propósito fundamental de la cámara de cine,
la toma de fotografías fijas, es básicamente similar al de una cámara
fotográfica, la necesidad de hacer muchas fotografías por segundo conlleva otra
necesidad: la de un mecanismo específico que permita el transporte rápido de la
película dentro de la cámara. De este modo, a 24 fotogramas por segundo, un
minuto emplea más de 27
metros de película de 35 milímetros , por lo
que los chasis de las cámaras llevan entre 122 y 305 metros . Para sacar
suavemente la película de rollos tan largos, y para guardarla una vez
impresionada, la película tiene que correr continuamente dentro de la cámara.
Sin embargo, para sacar fotografías, la película avanza de toma en toma según
se van impresionando los sucesivos fotogramas.
La placa de la ventanilla es una superficie de metal
pulido, con una abertura rectangular, la ventanilla, contra la que la película
se sostiene plana, sujeta por la contraventanilla desde atrás. Enfrente de la
ventanilla está el objetivo, lentes que enfocan imágenes invertidas del objeto
que se fotografía sobre la superficie de la película. Cada una de ellas es un
fotograma. En las cámaras de cine la película pasa verticalmente, y cada
fotograma ocupa cuatro perforaciones, mientras que en las cámaras de fotografía
fija la anchura de cada fotograma, además del espacio entre éste y el siguiente,
es de ocho perforaciones.
Entre el objetivo y la película hay un obturador que
gira continuamente, abriendo y cerrando alternativamente la apertura de la
ventanilla, para que durante la apertura se impresione el fotograma y durante
el cierre llegue película virgen frente a la ventanilla. En algunas cámaras
este ángulo, conocido como ángulo de obturación, es variable, variando con ello
también el tiempo de exposición.
Para conseguir un encuadre más preciso, la mayoría de
las cámaras profesionales tienen un sistema de visor réflex, que consiste en
que la superficie frontal del obturador esté a 45° del eje de la cámara y sea
un espejo, de modo que cuando el obturador está cerrado la imagen que se
refleja sea la misma que la que se va a impresionar en la ventanilla. Con ello,
el operador de cámara ve, a través de un visor con aumentos, exactamente la
misma imagen que se va a impresionar en la película. Muchas cámaras tienen hoy
la posibilidad de incorporar una cámara de vídeo en miniatura con la que se
transmite la imagen del visor réflex a un monitor para que otros miembros del
equipo —especialmente el director y el iluminador, si no es él mismo el
operador de cámara— puedan seguir la filmación.
Procesado en el laboratorio
Los larguísimos metrajes de película producidos en el
rodaje de un largometraje requieren para su revelado y positivado de máquinas
de gran capacidad y continuidad (trenes de revelado). Tras el revelado del
negativo, se procede a su reproducción, en una copiadora, para obtener imágenes
positivas.
La primera copia se reenvía al equipo de rodaje tan
pronto como sea posible, para que puedan comprobar que las escenas han sido
filmadas correctamente. Estas copias se llaman rushes o dailies (o tomas del
copión) y, después del visionado, son empleadas por el montador para ir
haciendo la copia de trabajo (o copión), cortándolas y uniéndolas en el orden
adecuado y en los puntos justos en los que el corte entre planos pasa con más
suavidad o consigue un efecto dramático mayor.
Sonorización
Si hace falta sincronizar el sonido y la imagen, como
en las escenas de diálogos, donde el ajuste exacto de los movimientos de los
labios y la voz es imprescindible, se usan cámaras lo más silenciosas posibles,
'insonorizadas' para que su ruido no sea registrado en la grabación del sonido
directo durante el rodaje. Si estas grabaciones directas no tienen la calidad
de sonido suficiente, deben ser regrabadas en estudios de doblaje y
sonorización, ajustándose a la imagen según precisen o no la sincronización con
ella.
Cuando el montaje de la imagen y la banda sonora
mezclada o máster se han completado, el negativo original se corta según el
copión de trabajo. El máster del sonido magnético, la mezcla definitiva, se
transfiere a sonido óptico. El negativo de imagen ya montado y el sonido óptico
son copiados entonces conjuntamente para obtener la primera copia, o copia
cero. Tras ésta, se irán haciendo ajustes en el color y en la luminosidad para
obtener copias sucesivas, hasta que se dé una por buena, de la que, normalmente
mediante un internegativo, se producirán varias copias para su distribución y
exhibición en salas de cine.
Los avances técnicos en este camino permiten montar
las películas con técnicas nuevas, conocidas como edición no lineal. El
negativo, con código de tiempos y los sonidos grabados —también con su código
de tiempos que permita localizar cada momento— son digitalizados y cargados en
un ordenador multimedia donde el montador, con escasa ayuda, o incluso
directamente el director, pueden hacer el montaje de imagen y sonido con todo
tipo de facilidades. Se pueden explorar todas las posibilidades del montaje,
rehacer cuantas veces sea necesario cada ensayo de montaje, hasta obtener una
forma final de la película. Las copias de proyección, con sonido e imagen, se
producen del mismo modo.
Proyección
El proyector de cine tiene una ventanilla, análoga a
la de la cámara, pero en este caso con aperturas delante y detrás de la
película. Cada fotograma es iluminado intensamente desde detrás por una potente
fuente luminosa, tal como un arco de xenón. Una lente enfoca la imagen de los
fotogramas proyectados sobre la pantalla de la sala. La película es arrastrada
a través de la ventanilla paso a paso (como en la filmación) mediante una rueda
dentada intermitente, situada justamente debajo de la ventanilla. A diferencia
del obturador de la cámara, el del proyector tiene dos láminas, con lo que cada
fotograma es mostrado dos veces. Así se incrementa la frecuencia del parpadeo,
haciéndolo más imperceptible a la retina adaptada a la oscuridad del público
asistente.
Un rayo de luz adecuadamente dirigido, en forma de
hendidura estrecha, cae sobre la banda de sonido óptico situada en un lateral
de la película, que modula la intensidad de la luz, variando su incidencia sobre
una célula fotoeléctrica que convierte las variaciones de la luz en una señal
electrónica. Estas señales electrónicas, amplificadas, son las que reproducen
los altavoces. Las bandas sonoras pueden emplear un sistema más complejo de
codificación para reproducir el sonido estéreo y el sonido de ambiente, que
rodea al espectador en la sala, como también para reducir los efectos del ruido
electrónico. Las salas equipadas con técnicas de reproducción de bandas sonoras
totalmente digitales son pocas aún, pero su número crece día a día.
Desde que la velocidad de proyección de los
proyectores de todas las salas de cine se ha estandarizado en 24 imágenes por
segundo, el efecto de movimiento y la frecuencia adecuada de los sonidos de la
banda sonora se reproducirán a su velocidad natural sólo si la cámara con que
se rodó mantuvo esta velocidad también. Si la cámara rueda más imágenes por
segundo, el proyector mostrará una acción ralentizada, que produce el efecto de
cámara lenta. Por ejemplo, si la velocidad de la cámara es de 48 imágenes por
segundo, la proyección empleará el doble de tiempo, y por tanto la acción se
ralentizará a la mitad de su velocidad natural.
Las velocidades de cámara más lentas producirán el
efecto contrario: aceleración del movimiento. Así se logran imágenes que se
registran en largos periodos de tiempo (por ejemplo, el crecimiento de una
planta o la apertura de una flor). Se utilizan motores y obturadores especiales
que toman una imagen cada cierto periodo de tiempo. De este modo, una serie de
fotogramas, tomados a lo largo de un tiempo muy largo, al ser proyectados a la
velocidad normal aceleran la acción cientos o miles de veces. Esta técnica se
usa normalmente para mostrar movimientos muy lentos, como los arriba descritos
o la eclosión de una mariposa de su capullo.
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