sábado, 20 de agosto de 2011

Rodolfo Valentino




Rodolfo Valentino (1895-1926), actor de cine estadounidense de origen italiano, ídolo mítico del cine mudo, prototipo del amante exótico y romántico. Su verdadero nombre era Rodolfo Pietro Filiberto Raffaello Guglielmi, nació en Castellaneta, al sur de Italia. Se dice que vivió una infancia conflictiva (fue expulsado de varios colegios) y que su madre lo apañaba. Estuvo un tiempo en París, donde se inmiscuyó en el ambiente gay. Llegó a Nueva York en 1913 en busca de fortuna. Sus primeros trabajos nada tuvieron que ver con la fama, ni siquiera con el espectáculo, pues empezó a ganarse la vida trabajando como lavaplatos y jardinero (había estudiado agronomía en Italia). Posteriormente, entró en el mundo de la farándula como bailarín de vodevil y trabajó como bailarín profesional en salones de baile. Se trasladó a Hollywood en 1918 y empezó a aparecer en la pantalla interpretando papeles secundarios. 


Su gran oportunidad le llegó en 1921, año en que interpretó el papel de Julio en Los cuatro jinetes del Apocalipsis (The Four Horsemen of the Apocalypse) de Rex Ingram, basada en la famosa novela del valenciano Vicente Blasco Ibáñez. En esta película pudo demostrar sus habilidades como bailarín de tangos. 

El éxito de la película lo llevó, ese mismo año, a rodar La dama de las camelias (Camille), obra que confirmaría su fulgurante salto al estrellato, especialmente por la película El sheik (1921), de George Melford. Por ese entonces Valentino se encontraba casado con la actriz Jean Acker, pero luego de protagonizar "Camille", conoció a Natacha Rambova -directora artística y de vestuario- que ejerció una gran influencia en su vida y en su trabajo. Era una mujer bisexual, en extremo ambiciosa y manipuladora. Pronto ambos huyeron, terminando casándose en México. 

De igual forma, Rodolfo mantuvo varios conocidos romances, destacándose los que tuvo con Marion Davies o con Pola Negri. También protagonizó Sangre y arena (1922), de Fred Biblo, adaptación de otra obra del autor valenciano, y El hijo del sheik (1926), de George Fitzmaurice. Este actor de talento, de ojos oscuros y mirada intensa, de la mano de los más habilidosos representantes, pronto levantó las pasiones de millones de admiradoras y se convirtió en la figura romántica masculina por antonomasia. Su figura enjuta y apasionada destilaba todas las esencias propias del latin lover. El exotismo de sus personajes no tardó en contagiarse a su vida personal y sus apariciones públicas estuvieron pronto imbuidas de un aparatoso misticismo orquestado por los estudios y fomentado por él mismo. 
Valentino fue idolatrado por millones de mujeres de todo el mundo durante la década de 1920, aunque su reputación de hombre de carácter fuerte sufrió un revés tras el fracaso de su segundo matrimonio con la dominante Natacha Rambova, que fue además su directora de coreografía. Sin embargo, fue llorado por todas sus admiradoras tras su repentina muerte, y elevado a la categoría de mito a partir de entonces. No sólo en las películas mostró un lado algo misterioso y excitante, sino que en su vida personal él tuvo un sumo interés por las artes ocultas y el espiritismo, además de adorar el lujo, la ostentación. Aunque parece que vivió una extensa vida, en realidad fue un hombre que lo hizo todo cuanto antes, murió a los 31 años en Nueva York víctima de una peritonitis.

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