sábado, 16 de julio de 2011

Louis Feuillade - Biografía

Louis Feuillade



(Lunel, 1874 - Niza, 1925) Director de cine francés. Tras estudiar en un seminario católico de Carcassonne, marchó a París, ciudad en la que trabajó en una editorial. Con estos conocimientos se lanzó al mundo del periodismo a través de una revista satírica, y continuó luego aportando sus textos en diversas publicaciones, en las que demostró ser un buen narrador.
Llegó al cine en 1905, cuando fue contratado por León Gaumont para escribir guiones. La suerte hizo que Alice Guy, por aquel tiempo una afamada directora de la casa, dejara su puesto vacante y recomendara al productor que contara con Feuillade para sustituirla. Así fue como Louis comenzó a dirigir películas sin descanso, lo que le llevó a ser un prolífico creador. Su primera película firmada fue La porteuse de pain (1906), y a partir de ese momento se acumularían inmediatamente en su historial un largo número de títulos que abordaban todo tipo de comedias, aventuras, temas policiacos o históricos.
Pero más allá de su incesante actividad, el nombre de Feuillade fue asociado al cine de episodios, el serial cinematográfico, formato en el que destacó por encima de sus coetáneos. Abordó, entre otros, temas infantiles (la serie Bébé, 1910-1913) y temas realistas (La vie telle quelle est, 1911-1913), que tuvieron desigual fortuna en sus estrenos. Sin duda, estos trabajos le dieron la seguridad que necesitó para abordar empeños mayores, como Fantomas (1913),Los vampiros (1915) y Judex (1916).
Las novelas populares de los escritores Pierre Souvestre y Marcel Allain le permitieron abordar con cierto realismo, y en cinco partes, las aventuras de Fantomas; en ellas no sólo destacó el personaje enigmático sino, también, los escenarios en donde se desarrollaron los momentos de cada historia. Mientras la Primera Guerra Mundial alcanzaba su momento más crítico, Louis, tras abandonar el frente por razones de salud, desarrolló plenamente la estructura y el concepto de serial en Los vampiros, historia de un grupo de bandidos planteada a lo largo de diez episodios. El rodaje en exteriores le ayudó a conseguir un ambiente más efectista, en el que fueron apareciendo actores desconocidos y otros más importantes de la época -Feuillade aprovechó el retorno del frente de batalla de algunos actores para introducirlos en la trama que estaba rodando en aquellas fechas-.

Feuillade aprovechó el éxito que la historia de "Judex", de Arthur Bernéde, estaba teniendo en las páginas del Le Petit Parisien para promover su adaptación cinematográfica. A lo largo de doce episodios, Louis planteó una historia desde el punto de vista de los defensores de la Ley, algo que sorprendió a los que se le enfrentaron en anteriores ocasiones, sobre todo porque sus películas se centraron mucho más en los malhechores. Con varios de sus actores más asiduos, Marcel Lévesque, el niño Bout-de-Zan o Musidora, recrea una serie de situaciones en las que se enfrenta Judex a su máximo enemigo, el banquero Fravraux, todo ello en un ambiente realista no exento de intencionalidad fantástica, con mucha acción y fácil seguimiento.

Es un hecho que Feuillade supo aprovechar el éxito de la historia periodística para sacarle más fruto con su traslación a la pantalla. El público conocía muy bien la historia y la podía seguir sin problemas. En este sentido, cabe señalar que el director supo congeniar muy bien la escasez de recursos con que contaba para el rodaje con la respuesta del público hacia ciertos temas. En este sentido, lo que quizá llama más la atención es que tras el éxito de Bébéaprovechase un episodio de esta serie, el tituladoBébé, Bout-de-Zan et le voleur (1912), para preparar el camino para la producción de una serie amplia sobre ese personajes infantil. Si Bébé alcanzó los 75 títulos, Bout-de-Zan llegó a superar los cincuenta episodios.

Louis Feuillade dio una respuesta inteligente, constructiva y repleta de imaginación al cine de episodios de los años diez. Llama la atención que sus historias se acercaran a los hechos cotidianos con una gran dosis de realismo, descubriendo todo lo mágico, poético y sorprendente que hay en ellos. Supo aunar criterios comerciales y estéticos, mientras estuvo al frente de la producción de la Gaumont (fue, quizá, el primer director que demostró que la calidad de una película no estaba en la mayor o menor inversión que se hiciera en la misma; todo lo contrario, con poco también se podía hacer mucho). Por eso, y sin lugar a dudas, su nombre ocupa un lugar destacado en este campo.

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